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martes, 11 de octubre de 2022

“VENEZUELA: EL OCASO DE LA MÁXIMA PRESIÓN”… TU CONSEJO FINANCIERO

 


(At the end, the text in English)

La prolongada crisis política de Venezuela ha entrado en una fase menos turbulenta, en la que la mayoría de los opositores al gobierno del presidente Nicolás Maduro, tanto nacionales como extranjeros, ha reducido sus tácticas de confrontación. Con la elección de nuevos gobiernos de tendencia izquierdista en varios países, ha disminuido el apetito por relaciones antagónicas con Caracas. Mientras Washington y un puñado de aliados cercanos de EE. UU,aún insisten en que el “presidente interino” Juan Guaidó, expresidente de la asamblea, es el líder legítimo del país, la mayoría de los gobiernos que en algún momento se negaron a reconocer a Maduro o redujeron su presencia diplomática en Caracas ahora están cambiando de rumbo o planean hacerlo. En la vecina Colombia, el presidente Gustavo Petro actuó de inmediato al asumir el poder en agosto para restablecer relaciones e intercambiar embajadores. Tras boicotear una serie de elecciones nacionales, la principal alianza de la oposición venezolana, ahora conocida como la Plataforma Unitaria, participó en los comicios locales y regionales en noviembre de 2021 y se prepara para llevar a cabo elecciones primarias para elegir a su candidato presidencial para 2024.

 

La política estadounidense también ha evolucionado. A pesar de mantener su respaldo a Guaidó, la administración del presidente Joe Biden ha moderado las fallidas maniobras económicas y políticas de “máxima presión” que heredó de su predecesor. Después de que en octubre de 2021 el gobierno de Maduro se retirara de las conversaciones con la Plataforma Unitaria en Ciudad de México, Washington evaluó diversas opciones y finalmente decidió iniciar conversaciones directas [con Maduro] en marzo siguiente. Entre otras cosas, EE. UU. busca que el gobierno de Maduro regrese a la mesa en Ciudad de México a cambio de un alivio limitado de las sanciones. Aunque esas negociaciones siguen suspendidas, las dos partes han discutido los términos de tres liberaciones de prisioneros, incluido el intercambio a principios de octubre de siete ciudadanos estadounidenses por los dos sobrinos de la primera dama venezolana encarcelados por narcotráfico en EE. UU. Además, las conversaciones en Caracas entre el gobierno y la oposición se han reanudado.

Un regreso al diálogo de Ciudad de México sigue siendo posible. El principal incentivo para el gobierno venezolano es la necesidad de un impulso económico. El país ha comenzado a recuperarse de su colapso económico de 2013-2021, principalmente gracias a la parcial dolarización y a la flexibilización de controles cambiarios y de precios. Sin embargo, esa recuperación sin medidas efectivas, ha sido poco significativa hasta la fecha. El creciente malestar laboral a mediados de 2022 obligó al gobierno a suavizar su programa de austeridad, lo que provocó un aumento inmediato del precio del dólar y una nueva amenaza inflacionaria. A menos de que el nivel de vida mejore para un segmento mucho más amplio de la población de aquí a las elecciones, las posibilidades de reelección de Maduro (sin recurrir a una restricción aún mayor de las actividades de la oposición) se verán drásticamente reducidas.

En estas circunstancias, la Unión Europea (UE) y sus Estados miembros deben:

1-. Instar a EE. UU. para que tome medidas más contundentes para cambiar la estrategia de “máxima presión” adoptada bajo la administración de Trump, incluso estableciendo un cronograma claro para el posible alivio de las sanciones, como incentivo para que Caracas retome las negociaciones de Ciudad de México con la oposición.

2-. Trabajar con aliados y gobiernos regionales para forjar un amplio consenso en torno a unos términos de convivencia política que podrían establecerse en las conversaciones de Ciudad de México, una vez se reanuden. Estos términos podrían constituir el núcleo de un acuerdo destinado a restaurar el pluralismo político, el respeto al Estado de Derecho y la protección de las libertades civiles a cambio de un alivio de las sanciones y de garantías adecuadas contra una eventual persecución al chavismo, el movimiento político que lidera Maduro. El Grupo de Contacto Internacional liderado por la UE y el Grupo de Amigos contemplado en el marco de las conversaciones de Ciudad de México son mecanismos potencialmente útiles para coordinar esfuerzos con los Estados latinoamericanos.

3-. Respaldar los esfuerzos para resolver la disputa por el control de los activos externos de Venezuela, fomentando la creación de un mecanismo neutral para la administración de dichos activos, que pueda destinarlos para ciertos fines acordados, mientras se logra un acuerdo político.

4-. Comprometerse a mantener los actuales niveles de ayuda tanto para aliviar las condiciones de los migrantes venezolanos en la región como para atender la emergencia humanitaria al interior del país, con especial énfasis en la mitigación de los riesgos que afectan a mujeres y niñas.

De la mano con la sociedad civil y los líderes de la oposición, comprometerse con el gobierno de Maduro para fomentar mejores condiciones para las elecciones presidenciales de 2024, incluyendo la actualización del registro electoral, medidas para limitar la interferencia estatal en la votación, una invitación para una misión de observación electoral de la UE, y continuar apoyando los esfuerzos multilaterales para fortalecer el respeto por los derechos humanos.

 

Un período de restablecimiento de contactos

Tanto los actores externos como los partidos nacionales están comenzando a cambiar sus tácticas hacia el gobierno de Maduro a medida que se desvanece la política de “máxima presión” lanzada por la administración Trump y sus socios en 2019. La política, que consistió en mayores sanciones económicas, presión política y ocasionales amenazas de fuerza militar, fracasó. A pesar de reconocerlo como presidente interino, sus promotores no lograron instalar a Guaidó en el poder. Tampoco lograron expulsar a Maduro. De hecho, la máxima presión esencialmente ha consolidado el control del chavismo, mientras contribuye al empobrecimiento de los venezolanos del común.

En América Latina y el Caribe, el cambio de postura se debe en parte a cambios políticos en varios países influyentes. La llegada (o regreso en algunos casos) al poder de gobiernos de izquierda en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Honduras, Perú y México, y el colapso tanto del Grupo de Lima (anti-Maduro) como de la Unión de Naciones Suramericanas (prochavista), han dado como resultado tanto una menor polarización regional en torno a la problemática venezolana como una postura general más moderada hacia Caracas. Con algunas excepciones, los nuevos gobiernos de izquierda tienen una simpatía condicional hacia el gobierno de Maduro o lo critican de manera moderada, mientras que la derecha está en retirada. El nuevo gobierno colombiano del presidente Petro dio un giro a la postura de su antecesor Iván Duque, quien había roto las relaciones con Caracas, inmediatamente después de asumir el cargo. Petro ha calificado a Maduro de dictador en el pasado, pero los primeros indicios apuntan a que se abstendrá de presionarlo públicamente en materia de derechos humanos y democracia en un intento por avanzar en asuntos bilaterales, como el comercio y las conversaciones de paz con la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional, algunos de cuyos miembros se han refugiado en Venezuela.

 

A nivel nacional, la oposición venezolana también se ha inclinado hacia un mayor acercamiento, aunque siguen existiendo significativas diferencias políticas en su dirección. La divergencia de puntos de vista entre el “gobierno interino” (que incluye a los aliados políticos de Guaidó) y otros en la Plataforma Unitaria (formada por un conjunto más amplio de partidos de la oposición) es particularmente notoria, como quedó demostrado en las elecciones regionales de 2021. La Plataforma decidió participar a última hora, pero los círculos cercanos a Guaidó se negaron a hacer campaña reflejando su escepticismo sobre un posible cambio político a través de la participación en elecciones.

El gobierno interino no ha renunciado por completo al diálogo, aunque los políticos de la Plataforma cuestionan su compromiso. Los aliados de Guaidó han respaldado las conversaciones con el gobierno en Ciudad de México que comenzaron en agosto de 2021 y fueron suspendidas por Caracas dos meses después. Las usaron para exigir elecciones libres y justas en 2024, aunque muchos otros políticos de la oposición sospechan que las condiciones del gobierno interino para unas elecciones aceptables son poco realistas, lo que le servirá de pretexto para un nuevo llamado a boicotearlas. Entre los cuatro principales partidos de la Plataforma (conocidos como G4), el partido Voluntad Popular de Guaidó es visto como intransigente, aunque gran parte de su base está comprometida con la participación electoral.

En cuanto a EE. UU., también ha mostrado una mayor disposición para entrar en conversaciones. Después de que el gobierno suspendiera las negociaciones de Ciudad de México con la oposición, el presidente Biden planteó la posibilidad de un alivio limitado de las sanciones, incluida la reducción de las restricciones a las ventas de petróleo, para que volviera a la mesa. Aunque esto no ha sucedido, y el gobierno de Caracas no parece tener prisa por retomarlo, ha habido avances en otros frentes: desde marzo, en dos ocasiones altos funcionarios estadounidenses han sostenido conversaciones directas con Maduro en Caracas, logrando la liberación de un total de nueve ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela, más recientemente a través de un intercambio de prisioneros anunciado el 1 de octubre.

Mientras tanto, representantes del gobierno y la oposición también se han reunido en Caracas para discutir un plan para descongelar varios miles de millones de dólares en activos venezolanos en el extranjero para financiar proyectos sociales y de infraestructura, con el fin de firmar un acuerdo si se retoman las conversaciones de México.

 

Manejar tensiones económicas en medio de crisis humanitarias y de derechos humanos

El acuerdo que propone EE. UU. para que Caracas retome los diálogos se produce en un momento en el que la economía venezolana, a pesar de los modestos avances que ha tenido, sigue enfrentando dificultades. Después de siete años consecutivos de contracción económica, que recortó cerca del 80 por ciento de su PIB, Venezuela experimentó una tímida recuperación en 2022, debido en parte al aumento de sus ingresos por los altos precios del petróleo y a la reactivación del comercio del sector privado. Pero la producción de petróleo, que en algún momento fue el pilar de la economía venezolana, sigue estancada en alrededor de 700 000 barriles por día. Sin un alivio significativo de las sanciones y una reforma económica genuina, Caracas no tiene ninguna posibilidad de atraer la enorme cantidad de capital que necesita para reactivar la industria. La flexibilización de los controles de precios y la liberalización de los mercados de divisas pusieron fin a la crónica escasez de productos básicos, y el gobierno controló la hiperinflación recortando el gasto público y aplicando un feroz recorte monetario. Pero estas medidas aún dejan a la gran mayoría de la población con unos ingresos demasiado bajos para vivir, incluidos millones de trabajadores del sector público cuyos salarios se han desplomado. Después de recibir incrementos salariales mucho más bajos de lo esperado, las protestas de maestros y trabajadores de la salud obligaron al gobierno a dar marcha atrás en agosto, lo que generó un aumento adicional en la tasa de inflación, que nuevamente se dirige a los tres dígitos.

En este contexto, continúa el éxodo de venezolanos, con casi siete millones que han huido del país, de una población de alrededor de 30 millones. La mayoría ha salido desde 2014, principalmente para escapar de la pobreza. Las precarias condiciones en las que los migrantes se ven obligados a viajar, a menudo a pie, exponen particularmente a las mujeres y niñas a la violencia de género, incluidas violaciones y trata de personas con fines sexuales.

 

El comportamiento represivo del gobierno contribuye a que confluyan la crisis humanitaria y la de derechos humanos.

El comportamiento represivo del gobierno contribuye a que confluyan la crisis humanitaria y la de derechos humanos. Si bien el gobierno ha permitido que agencias de la ONU, incluido el Programa Mundial de Alimentos, tengan cierto espacio para trabajar, aún impone severas restricciones a las operaciones de ONG humanitarias. Mientras tanto, el gobierno continúa sometiendo a los disidentes, desde políticos hasta activistas laborales, a detenciones arbitrarias y retiene a cerca de 250 presos políticos. El gobierno ha firmado un acuerdo con el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), prometiendo cooperación para llevar ante la justicia a los responsables de presuntos crímenes de lesa humanidad cometidos a partir de la brutal represión de manifestantes en 2017. También ha dado su consentimiento para la creación de una oficina de derechos humanos de la ONU [en Venezuela], que la UE ha respaldado recientemente con una donación de $3 millones de dólares (¿Quién administra?). Sin embargo, hasta el momento, las autoridades no han realizado ninguna de las reformas sustanciales a los sistemas judiciales y de aplicación de la ley del país que sería necesarias para cumplir sus compromisos con el fiscal de la CPI.

Argumentando que se encuentra bajo un asedio económico, el gobierno de Maduro, por su parte, continúa insistiendo en la devolución de los activos estatales venezolanos ubicados en EE. UU., Colombia y Gran Bretaña, que fueron transferidos al gobierno interino liderado por Guaidó en 2019. Con la llegada al poder del presidente Petro en 2022, el gobierno de Maduro recuperó el control del gigante de fertilizantes Monómeros, una subsidiaria de la empresa petroquímica estatal venezolana, con sede en Barranquilla, Colombia. Pero persiste la disputa sobre los activos en EE. UU., así como las reservas de oro y divisas en el Banco de Inglaterra. Representantes de Maduro y la oposición han estado negociando desde marzo un acuerdo que, en su forma actual, permitiría descongelar más de $3000 millones de dólares para destinarlos a proyectos en las áreas de educación, salud, suministro de agua y alimentación. Como se señaló anteriormente, una posibilidad que las partes están explorando es que, en espera de una resolución negociada de la crisis venezolana, los activos externos puedan ser administrados por un organismo políticamente neutro.

 

Las elecciones presidenciales de 2024

 

Con las elecciones de 2024 acercándose, las perspectivas de una reforma electoral son inciertas. Ha habido algunos avances en los últimos años. Las elecciones locales y regionales de 2021 se llevaron a cabo en condiciones relativamente mejores a las de las elecciones legislativas del año anterior y otras celebradas desde 2015. Negociaciones entre el gobierno y elementos de la sociedad civil, acompañados por algunos miembros moderados de la oposición, llevaron a la formación de un Consejo Nacional Electoral ligeramente más equilibrado, con dos (de cinco) rectores principales alineados con la oposición. Por invitación del gobierno, la UE envió observadores para monitorear las elecciones. La misión informó que la tabulación de votos se realizó en general “sin problemas ni quejas”, pero hizo 23 recomendaciones para mejorar las condiciones electorales, entre ellas, evitar la “invasión de las competencias del poder electoral” por parte del poder judicial y el cese de la prohibición a ciudadanos para postularse como candidatos políticos sin el debido proceso. La reforma política se ha estancado desde entonces, y el nuevo y más pequeño Tribunal Supremo de Justicia, creado en abril, sólo reforzó el control de Maduro sobre el poder judicial, que anteriormente ha jugado un papel clave en la neutralización de las campañas electorales de la oposición.

Incluso si se reanudan las conversaciones a gran escala en Ciudad de México, el gobierno podría tener reparos en hacer muchas más concesiones con respecto a las condiciones electorales. Funcionarios de alto rango le dijeron a Crisis Group que Caracas no está dispuesta a arriesgarse a perder el poder en las urnas, después de haber sobrevivido años de presiones nacionales e internacionales. Fuentes al interior del chavismo también dicen que el liderazgo teme que, si la oposición llega a ganar, pueda cobrar venganza contra los chavistas. En realidad, incluso si llegara a haber una victoria de la oposición en las elecciones de 2024 y, por improbable que parezca en este momento, el gobierno reconociera su derrota, no habría una verdadera alternancia del poder sin un acuerdo político integral entre las partes. Por el contrario, un poder ejecutivo liderado por la oposición con toda seguridad se vería obstaculizado por el control chavista sobre todas las instituciones públicas, incluidas la legislatura, el poder judicial y las fuerzas de seguridad.

Aunque es probable que el gobierno se oponga a la mayor parte de las reformas electorales, aún puede haber cierto margen de progreso de aquí a 2024. Fuentes del consejo electoral afirman que la sociedad civil y sus socios, tanto en la oposición como en el extranjero, aún podrían lograr una mejora significativa de las condiciones para las elecciones si se centran en dos o tres áreas críticas, como, por ejemplo, la calidad del censo electoral y la independencia de los funcionarios electorales a nivel local y regional. El gobierno es reacio a invitar a observadores electorales internacionales, pero al mismo tiempo está ansioso por que las elecciones sean consideradas legítimas, por lo que la idea no está descartada. Además, algunas personas cercanas al gobierno incluso sugieren la disposición de considerar el 2024 como un trampolín hacia unas elecciones presidenciales plenamente competitivas en 2030, aunque no a cambio de una pérdida total de poder político. En este contexto, y salvo que se produzca un cambio significativo en los acontecimientos, el escenario más optimista para 2024 es el de unas elecciones que muestren un progreso con respecto a las anteriores (incluso si la baraja sigue estando en contra de un cambio de gobierno), con monitoreo internacional, que genere un resultado aceptado por ambas partes y proporcione una base para continuar avanzando, más inmediatamente en las elecciones a la Asamblea Nacional previstas para el siguiente año.

 

Allanando el camino para el progreso

Mientras la UE y sus Estados miembros trabajen para apoyar la estabilidad y la reforma democrática en Venezuela, es probable que seguirán comprobando lo dolorosamente lentos que resultan los avances hacia una solución sostenible y negociada, capaz de restaurar el respeto por los derechos humanos, el Estado de Derecho y las elecciones libres. La posición predeterminada del gobierno de Maduro ha sido hacer lo necesario para conservar el poder y parece dispuesto a seguir haciéndolo en el futuro inmediato. Sumado a esto, los líderes de la oposición, especialmente aquellos que forman parte del gobierno interino o que se benefician del acceso a los fondos externos de Venezuela que de otro modo estarían congelados y quienes con frecuencia viven en el extranjero, también parecen preferir el statu quo a cualquier cosa que no sea un cambio de régimen. Su resistencia a las medidas que podrían mejorar el nivel de vida de los venezolanos del común, por ejemplo, a través del alivio de las sanciones, a veces parece estar motivada por la preocupación de que hacerlo reforzaría la posición política de Maduro. No obstante, la UE y los Estados miembros pueden y deben hacer más para ayudar a crear las bases para un cambio positivo.

 

En primer lugar, pueden intentar presionar a Washington para que sea más pragmático y proactivo en su apoyo a una solución negociada. Idealmente, la administración Biden dejaría de insistir en el reconocimiento del gobierno interino (que genera fricciones innecesarias y es cada vez más difícil de justificar legal y políticamente). También resistiría los llamados de la línea dura de la oposición y algunos altos miembros del Congreso para que imponga sanciones adicionales y ofrecería más incentivos para promover el regreso a las negociaciones de Ciudad de México entre el gobierno y la oposición. Estos incentivos podrían incluir un alivio parcial de las sanciones no petroleras y suspender la recompensa de $15 millones de dólares por la detención de Maduro. Además, la UE y los Estados miembros deben trabajar con la ONU y otros organismos multilaterales para ayudar a diseñar un mecanismo neutral para administrar los fondos congelados del gobierno como parte de un acuerdo para que estén disponibles para ciertos fines humanitarios. También deben continuar apoyando los esfuerzos para fortalecer el respeto del gobierno por los derechos humanos a través de la investigación de la ONU y la CPI.

En segundo lugar, la UE y los Estados miembros deben trabajar en estrecha colaboración con los vecinos de Venezuela para construir un nuevo consenso en torno a los elementos clave de un acuerdo político sostenible entre el gobierno y la oposición que ayude a restaurar el Estado de Derecho y las libertades políticas, en lugar de simplemente restaurar las relaciones y aceptar el statu quo. Un amplio grupo de naciones debe realizar un esfuerzo concertado para persuadir al gobierno y la oposición a hacer concesiones recíprocas que podrían constituir el núcleo de un acuerdo y abrir un camino hacia el pluralismo y un sistema político más estable en Venezuela. Éstas podrían comenzar con un alivio de las sanciones económicas de EE. UU. y garantías adecuadas en relación con las demandas chavistas de protección frente a eventuales persecuciones, a cambio de que el gobierno tome medidas para liberar a los presos políticos y eliminar las restricciones a la oposición, grupos de la sociedad civil y medios de comunicación independientes.

 

A pesar de su suspensión, las conversaciones facilitadas por Noruega en Ciudad de México continúan ofreciendo un mecanismo para llegar a un acuerdo definitivo, y la UE y los Estados miembros deben estar preparados para ofrecer más incentivos materiales para fomentar esas negociaciones. El Grupo de Contacto Internacional liderado por la UE, creado en 2019 para buscar tanto una solución política como el alivio de la situación humanitaria, podría ser un instrumento para reunir el respaldo de los Estados latinoamericanos, al igual que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que tiene previsto celebrar una reunión de ministros de Asuntos Exteriores con la UE en octubre. Como alternativa, estas naciones también podrían ser incluidas en el mecanismo del Grupo de Amigos contemplado en el marco de las conversaciones de México para apoyar las negociaciones. Aunque un contacto directo de Europa con Rusia y China para involucrarlos en el proceso puede ser un desafío dada la situación en Ucrania, es posible que los actores regionales puedan hacerlo, y Bruselas debe alentarlos para que lo hagan. A pesar de [la situación en] Ucrania, la UE y los gobiernos europeos han encontrado formas de participar en una cooperación limitada al servicio de la paz y la seguridad en otros lugares. En este caso también deben hacerlo.

En tercer lugar, reconociendo las limitaciones impuestas por la actual crisis global, la UE y los Estados miembros deben comprometerse a, al menos, mantener los niveles actuales y, si es posible, aumentar los recursos destinados a mitigar los efectos del éxodo migratorio en la región y a enfrentar la emergencia humanitaria al interior de Venezuela. La ayuda para los venezolanos está muy por debajo del nivel de asistencia similar que presta la UE en África y Medio Oriente. La eficacia del paquete de ayuda humanitaria mejoraría si se garantiza la totalidad del monto anual desde el comienzo de cada año (con el compromiso de mantener la totalidad del actual gasto anual). También sería útil que los donantes coordinaran sus contribuciones a través de Team Europe. Un aspecto especialmente preocupante es la vulnerabilidad de las mujeres y las niñas a la violencia y explotación sexual, en particular en las rutas de migración informal que ahora incluyen la peligrosa travesía a Panamá a través del Tapón del Darién. La UE debe presionar a los gobiernos de la región para que implementen plenamente las disposiciones de las leyes y tratados que prohíben la trata de personas y la esclavitud sexual y para que financien servicios de apoyo.

 

Por último, la UE y los Estados miembros deben trabajar con la sociedad civil y los líderes de la oposición para intentar avanzar en las dos o tres reformas electorales puntuales que parecen más prometedoras antes de las elecciones de 2024. En particular, deben insistir en una actualización exhaustiva del registro electoral, que actualmente excluye a millones de venezolanos, y apoyar las medidas para garantizar que los organismos electorales locales y estatales, así como las autoridades de los puestos de votación, sean autónomos y representativos de las diversas fuerzas políticas. Deben presionar al gobierno para que elimine la práctica de utilizar la Contraloría General para impedir la postulación de candidatos con base en denuncias de corrupción sin el debido proceso. También deben solicitar una invitación para una misión de observación de la UE para las elecciones presidenciales de 2024.



FUENTE: INTERNATIONAL CRISIS GROUP

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Venezuela's protracted political crisis has entered a less turbulent phase, in which most opponents of President Nicolás Maduro's government, both domestic and foreign, have scaled back their confrontational tactics. With the election of new left-leaning governments in several countries, the appetite for antagonistic relations with Caracas has diminished. While Washington and a handful of close US allies still insist that "interim president" Juan Guaidó, a former president of the assembly, is the country's legitimate leader, most governments that once refused to recognize Maduro or reduced their diplomatic presence in Caracas are now changing course or planning to do so. In neighboring Colombia, President Gustavo Petro acted immediately upon assuming power in August to restore relations and exchange ambassadors. After boycotting a series of national elections, the main Venezuelan opposition alliance, now known as the Unitarian Platform, participated in local and regional elections in November 2021 and is preparing to hold primary elections to choose its presidential candidate for 2024.

 

American politics has also evolved. Despite maintaining its support for Guaidó, the administration of President Joe Biden has tempered the failed “maximum pressure” economic and political maneuvers it inherited from its predecessor. After the Maduro government withdrew from talks with the United Platform in Mexico City in October 2021, Washington evaluated various options and finally decided to start direct talks [with Maduro] the following March. Among other things, the US is seeking to bring the Maduro government back to the table in Mexico City in exchange for limited sanctions relief. Although those negotiations remain suspended, the two sides have discussed the terms of three prisoner releases, including the exchange in early October of seven US citizens for the two nephews of the Venezuelan first lady imprisoned for drug trafficking in the US In addition, talks in Caracas between the government and the opposition have resumed.

A return to the Mexico City dialogue is still possible. The main incentive for the Venezuelan government is the need for an economic boost. The country has begun to recover from its economic collapse of 2013-2021, mainly thanks to partial dollarization and the relaxation of exchange and price controls. However, this recovery without effective measures has been insignificant to date. Growing labor unrest in mid-2022 forced the government to ease its austerity program, prompting an immediate rise in the price of the dollar and a new inflation threat. Unless the standard of living improves for a much larger segment of the population between now and the elections, Maduro's chances of re-election (without resorting to further restriction of opposition activities) will be drastically reduced.

In these circumstances, the European Union (EU) and its Member States must:

1-. Urge the US to take stronger steps to change the “maximum pressure” strategy adopted under the Trump administration, including setting a clear timeline for potential sanctions relief, as an incentive for Caracas to resume negotiations on Mexico City with the opposition.

2 -. Work with allies and regional governments to forge a broad consensus around terms of political coexistence that could be established at the Mexico City talks, once they resume. These terms could form the core of an agreement aimed at restoring political pluralism, respect for the rule of law and the protection of civil liberties in exchange for relief from sanctions and adequate guarantees against eventual persecution of Chavismo, the movement politician led by Maduro. The International Contact Group led by the EU and the Group of Friends contemplated in the framework of the City of Mexico are potentially useful mechanisms to coordinate efforts with Latin American states.

3-. Support efforts to resolve the dispute over the control of Venezuela's foreign assets, promoting the creation of a neutral mechanism for the administration of said assets, which can allocate them for certain agreed purposes, while a political agreement is reached.

4-. Commit to maintaining the current levels of aid both to alleviate the conditions of Venezuelan migrants in the region and to attend to the humanitarian emergency within the country, with special emphasis on mitigating the risks that affect women and girls.

Hand in hand with civil society and opposition leaders, engage with the Maduro government to foster better conditions for the 2024 presidential elections, including updating the voter registry, measures to limit state interference in voting, an invitation for an EU election observation mission, and continue to support multilateral efforts to strengthen respect for human rights.

 

A period of reestablishing contacts

Both external actors and domestic parties are beginning to change their tactics toward the Maduro government as the “maximum pressure” policy launched by the Trump administration and its partners in 2019 fades. The policy, which consisted of increased sanctions economic pressure, political pressure, and occasional threats of military force, failed. Despite recognizing him as interim president, his promoters failed to install Guaidó in power. They also failed to expel Maduro. In fact, the maximum pressure has essentially consolidated Chavismo's control, while contributing to the impoverishment of ordinary Venezuelans.

In Latin America and the Caribbean, the change in position is due in part to political changes in several influential countries. The arrival (or return in some cases) to power of leftist governments in Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Honduras, Peru and Mexico, and the collapse of both the Grupo of Lima (anti-Maduro) and the Union of South American Nations (pro-Chavista), have resulted in both less regional polarization around the Venezuelan problem and a more moderate general stance towards Caracas. With some exceptions, the new leftist governments have conditional sympathy for the Maduro government or are moderately critical of it, while the right is in retreat. The new Colombian government of President Petro reversed the position of his predecessor Iván Duque, who had severed relations with Caracas, immediately after taking office. Petro has branded Maduro a dictator in the past, but early indications are that he will refrain from publicly pressing him on human rights and democracy in a bid to advance bilateral issues such as trade and peace talks with guerrillas. Colombian National Liberation Army, some of whose members have taken refuge in Venezuela.

 

At the national level, the Venezuelan opposition has also moved toward closer rapprochement, although significant political differences remain in its direction. The divergence of views between the “interim government” (which includes Guaidó’s political allies) and others in the Unitarian Platform (made up of a broader set of opposition parties) is particularly glaring, as demonstrated in the regional elections in 2021. The Platform decided to participate at the last minute, but circles close to Guaidó refused to campaign reflecting their skepticism about possible political change through participation in elections.

The interim government has not completely given up on dialogue, although Platform politicians question its commitment. Guaidó's allies have backed talks with the government in Mexico City that began in August 2021 and were called off by Caracas two months later. They used them to demand free and fair elections in 2024, although many other opposition politicians suspect that the interim government's conditions for acceptable elections are unrealistic, which will serve as a pretext for a new call to boycott them. Among the four main Platform parties (known as G4), Guaidó's Voluntad Popular party is seen as intransigent, although much of its base is committed to electoral participation.

As for the US, it has also shown a greater willingness to enter into talks. After the government called off Mexico City talks with the opposition, President Biden raised the possibility of limited sanctions relief, including easing restrictions on oil sales, to get him back on the table. Although this has not happened, and the Caracas government does not appear to be in a hurry to resume it, there has been progress on other fronts: since March, senior US officials have twice held direct talks with Maduro in Caracas, resulting in the release of a total of nine US citizens detained in Venezuela, most recently through a prisoner exchange announced on October 1.

Meanwhile, government and opposition representatives have also met in Caracas to discuss a plan to unfreeze several billion dollars in Venezuelan assets abroad to finance social and infrastructure projects, with the aim of signing an agreement if Mexico talks resume.

 

Managing economic tensions in the midst of humanitarian and human rights crises

The agreement proposed by the US for Caracas to resume talks comes at a time when the Venezuelan economy, despite the modest progress it has made, continues to face difficulties. After seven consecutive years of economic contraction, which cut about 80 percent of its GDP, Venezuela experienced a timid recovery in 2022, due in part to the increase in its income due to high oil prices and the reactivation of private sector trade. . But oil production, once the mainstay of the Venezuelan economy, remains stagnant at around 700,000 barrels a day. Without significant sanctions relief and genuine economic reform, Caracas has no chance of attracting the massive amount of capital it needs.

to revive the industry. The easing of price controls and the liberalization of foreign exchange markets put an end to chronic shortages of basic goods, and the government controlled hyperinflation by cutting public spending and applying a fierce monetary cut. But these measures still leave the vast majority of the population with an income too low to live on, including millions of public sector workers whose wages have plummeted. After receiving much lower-than-expected wage increases, protests by teachers and health workers forced the government to back down in August, leading to a further rise in the rate of inflation, again targeting the three digits.

In this context, the exodus of Venezuelans continues, with almost seven million who have fled the country, out of a population of around 30 million. Most have left since 2014, mainly to escape poverty. The precarious conditions in which migrants are forced to travel, often on foot, particularly expose women and girls to gender-based violence, including rape and sexual trafficking.

 

The repressive behavior of the government contributes to the confluence of the humanitarian and human rights crises.

The repressive behavior of the government contributes to the confluence of the humanitarian and human rights crises. While the government has allowed UN agencies, including the World Food Program, some room to work, it still places severe restrictions on the operations of humanitarian NGOs. Meanwhile, the government continues to subject dissidents, from politicians to labor activists, to arbitrary arrests and holds some 250 political prisoners. The government has signed an agreement with the prosecutor of the International Criminal Court (ICC), promising cooperation to bring to justice those responsible for alleged crimes against humanity committed since the brutal repression of protesters in 2017. It has also given its consent to the creation of a UN human rights office [in Venezuela], which the EU has recently supported with a $3 million donation (Who administers?). However, to date, the authorities have failed to make any of the substantial reforms to the country's judicial and law enforcement systems that would be necessary to fulfill their commitments to the ICC prosecutor.

Arguing that it is under economic siege, the Maduro government, for its part, continues to insist on the return of Venezuelan state assets located in the US, Colombia and Great Britain, which were transferred to the interim government led by Guaidó in 2019. With the coming to power of President Petro in 2022, the Maduro government regained control of the fertilizer giant Monómeros, a subsidiary of the Venezuelan state-owned petrochemical company, based in Barranquilla, Colombia. But the dispute remains over assets in the US, as well as gold and foreign exchange reserves at the Bank of England. Representatives of Maduro and the opposition have been negotiating since March an agreement that, in its current form, would allow the unfreezing of more than $3 billion to be used for projects in the areas of education, health, water supply and food. As noted above, one possibility that the parties are exploring is that, pending a negotiated resolution of the Venezuelan crisis, foreign assets could be managed by a politically neutral body.

 

The 2024 presidential election

With the 2024 elections approaching, the prospects for electoral reform are uncertain. There have been some advances in recent years. The 2021 local and regional elections were held in relatively better conditions than the previous year's legislative elections and others held since 2015. Negotiations between the government and elements of civil society, accompanied by some moderate members of the opposition, led to the formation of a slightly more balanced National Electoral Council, with two (out of five) main rectors aligned with the opposition. At the invitation of the government, the EU sent observers to monitor the elections. The mission reported that the tabulation of votes It was carried out in general "without problems or complaints", but it made 23 recommendations to improve electoral conditions, among them, avoiding the "invasion of the powers of the electoral power" by the judiciary and the cessation of the prohibition on citizens to run. as political candidates without due process. Political reform has stalled ever since, and the new, smaller Supreme Court of Justice, created in April, only tightened Maduro's control over the judiciary, which has previously played a key role in neutralizing the electoral campaigns of the opposition.

Even if full-scale talks resume in Mexico City, the government may be reluctant to make much more concessions on electoral conditions. Senior officials told Crisis Group that Caracas is unwilling to risk losing power at the polls, having survived years of domestic and international pressure. Sources within Chavismo also say that the leadership fears that if the opposition wins, it could take revenge against the Chavistas. In reality, even if there were to be an opposition victory in the 2024 elections and, unlikely as it seems at this point, the government concede defeat, there would be no real power shift without a comprehensive political agreement between the parties. By contrast, an opposition-led executive branch would almost certainly be hampered by Chavista control over all public institutions, including the legislature, judiciary, and security forces.

Although the government is likely to oppose most of the electoral reforms, there may still be some room for progress by 2024. Electoral council sources say that civil society and its partners, both in the opposition and abroad They could still achieve a significant improvement in the conditions for the elections by focusing on two or three critical areas, such as, for example, the quality of the electoral register and the independence of electoral officials at the local and regional level. The government is reluctant to invite international election observers, but at the same time is anxious that the elections be seen as legitimate, so the idea is not off the table. Furthermore, some people close to the government even they suggest a willingness to view 2024 as a springboard to a fully competitive presidential election in 2030, though not at the cost of a complete loss of political power. In this context, and barring a significant turn of events, the most optimistic scenario for 2024 is that of elections showing progress over the previous ones (even if the deck is still stacked against a change of government). ), with international monitoring, that generates a result accepted by both parties and provides a basis for further progress, more immediately in the National Assembly elections scheduled for the following year.

 

Paving the way for progress

As the EU and its Member States work to support stability and democratic reform in Venezuela, it is likely that they will continue to see how painfully slow progress is made towards a sustainable and negotiated solution capable of restoring respect for human rights, the state Law and free elections. The default position of the Maduro government has been to do what is necessary to retain power, and it seems willing to continue doing so for the foreseeable future. Adding to this, opposition leaders, especially those who are part of the interim government or who benefit from access to Venezuela's external funds that would otherwise be frozen and who often live abroad, also seem to prefer the statu quo to anything short of regime change. His resistance to measures that could improve the standard of living of ordinary Venezuelans, for example through sanctions relief, sometimes appears to be motivated by concerns that doing so would bolster Maduro's political position. However, the EU and the Member States can and must do more to help create the foundations for positive change.

 

First, they can try to pressure Washington to be more pragmatic and proactive in its support for a negotiated solution.

Ideally, the Biden administration would stop insisting on recognition of the interim government (which creates unnecessary friction and is increasingly difficult to justify legally and politically). He would also resist calls from opposition hardliners and some senior members of Congress to impose additional sanctions and offer more incentives to promote a return to Mexico City negotiations between the government and the opposition. These incentives could include partial relief from non-oil sanctions and suspending the $15 million reward for Maduro's arrest. In addition, the EU and member states should work with the UN and other multilateral bodies to help devise a neutral mechanism to manage frozen government funds as part of an agreement to make them available for certain humanitarian purposes. They should also continue to support efforts to strengthen the government's respect for human rights through the UN and ICC investigation.

Second, the EU and the Member States must work closely with Venezuela's neighbors to build a new consensus around the key elements of a sustainable political agreement between the government and the opposition that will help restore the rule of law and political freedoms, instead of simply restoring relations and accepting the status quo. A broad group of nations must make a concerted effort to persuade the government and the opposition to make reciprocal concessions that could form the core of an agreement and open a path toward pluralism and a more stable political system in Venezuela. These could begin with an easing of US economic sanctions and adequate guarantees in relation to Chavista demands for protection from possible persecution, in exchange for the government taking steps to free political prisoners and remove restrictions on the opposition, civil society groups and independent media.

 

Despite their suspension, the Norwegian-facilitated talks in Mexico City continue to offer a mechanism to reach a final agreement, and the EU and Member States must be prepared to offer more material incentives to encourage such negotiations. The EU-led International Contact Group, created in 2019 to seek both a political solution and relief of the humanitarian situation, could be an instrument to gather the support of Latin American states, as well as the Community of Latin American and Caribbean States. , which plans to hold a meeting of foreign ministers with the EU in October. As an alternative, these nations could also be included in the mechanism of the Group of Friends contemplated in the framework of the talks in Mexico to support the negotiations. Although direct contact from Europe to Russia and China to engage them in the process may be challenging given the situation in Ukraine, it is possible that regional players could do it, and Brussels should encourage them to do so. Despite [the situation in] Ukraine, the EU and European governments have found ways to engage in limited cooperation in the service of peace and security elsewhere. In this case they should too.

Thirdly, recognizing the constraints imposed by the current global crisis, the EU and the Member States must commit to at least maintain current levels and, if possible, increase the resources allocated to mitigate the effects of the migratory exodus on the region and to face the humanitarian emergency inside Venezuela. The aid for Venezuelans is far below the level of similar assistance provided by the EU in Africa and the Middle East. The effectiveness of the humanitarian aid package would be enhanced if the full annual amount is guaranteed from the beginning of each year (with a commitment to maintain the full current annual expenditure). It would also be useful for donors to coordinate their contributions through Team Europe. Of particular concern is the vulnerability of women and girls to sexual violence and exploitation, particularly on informal migration routes that now include the dangerous journey to Panama through the Darién Gap. The EU must put pressure on governments in the region to fully implement the provisions of laws and treaties prohibiting human trafficking and sexual slavery and to fund support services.

Finally, the EU and Member States must work with civil society and opposition leaders to try to advance the two or three specific electoral reforms that look most promising before the 2024 elections. In particular, they must insist on a comprehensive update of the electoral registry, which currently excludes millions of Venezuelans, and support measures to ensure that local and state electoral bodies, as well as polling station authorities, are autonomous and representative of the various political forces. They should pressure the government to eliminate the practice of using the Comptroller General's Office to prevent the nomination of candidates based on allegations of corruption without due process. They must also apply for an invitation for an EU observation mission for the 2024 presidential election.

SOURCE: INTERNATIONAL CRISIS GROUP

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domingo, 9 de octubre de 2022

“MARTIN, EL POLIO NO ES UN JUEGO”… TU CONSEJO FINANCIERO

 


(At the end, the text in English)

 
Estimados amigos queridos, dentro de unos días, celebrare mi segundo aniversario y para hacerlo especial, tengo dos invitados confirmados, que deseo sean para ustedes una verdadera sorpresa en riqueza de contenido. La materia de este blog, son las finanzas con sentido común o mejor dicho al servicio de la sociedad y no para su destrucción, creando lecturas de aprendizaje, contenidos que deben ser considerados para la toma decisiones y sobre todo el mejoramiento personal, que en resumen es la base principal del colectivo.
 
Hoy, hablemos de polio, una de las enfermedades, que ataca principalmente a los niños en sus inicios, especialistas venezolanos agrupados en las sociedades de Infectología; Puericultura y Pediatría, y de Salud Pública, manifestaron su preocupación por una baja en la cobertura de vacunas contra la poliomelitis y otras enfermedades en el país que, en "la mayoría" de los casos, se encuentran por debajo del 80 %, situación que se complicó aún más con la pandemia.  Los especialistas citan datos, aportados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
 
La poliomielitis es una enfermedad muy contagiosa causada por un virus que invade el sistema nervioso y puede causar una parálisis total en cuestión de horas. Según OPS/OMS,  la poliomielitis afecta sobre todo a los menores de 5 años. Una de cada 200 infecciones produce una parálisis irreversible.
 
Esta es la historia de mi tío segundo o primo segundo, les presento a Martin.
 
Corría la década de los años 50 bajo la batuta o el mando de un control dictatorial en Venezuela. Un régimen militar representado para entonces por el teniente coronel Marcos Pérez Jiménez, quien llevaría las riendas del país hasta su derrocamiento del 23 de enero de 1958. Venezuela en estos últimos años se vio muy convulsionada. A través de mi historia conocerán algunos personajes que son mi origen.
No aspiro de que esto se convierta en una obra literaria,  solo quiero llegar al centro de tu corazón para que entiendas que todo es posible para alguien que no se rinde.  
 
Vine al mundo el cinco de noviembre de 1956, en el estado Anzoátegui. Hijo de  Noé del Rosario Moncada y de Ana Julia Romero, ambos de La Grita Estado Táchira. Estaba en pleno desarrollo la industria del petróleo y mis padres aprovecharon la oportunidad para trabajar en el Tigre, junto con varios familiares. Nací sano y al regresar a La Grita, comenzó mi calvario.
Una madrugada me orine en la cama y mi madre me saco de la cuna y me sumergió en una ponchera de agua fría hasta la cintura. Tenía las piernas sueltas, sin fuerzas, llorando y con fiebre a 40 Grados. Llamaron al doctor y me diagnosticaron poliomielitis,  afectando mis dos piernas, pero mucho más la izquierda. Aunque en Venezuela ya existía la vacuna, yo no estaba vacunado.
Llegue al ortopédico infantil en Caracas y me hospitalizaron. Mi mama se fue, me quede solo, con mi papa y su familia. Me practicaron muchísimos exámenes y terapias.  Al salir de alta, me recibió el hermano de mi padre Mateo, en su hogar. Una bonita casa en San Bernandino y una familia que me acogió como un hijo más, me hizo olvidar un poco mi enfermedad.  No podía caminar, gateaba y mis rodillas sufrían mucho. Tenía unas muletas, solo para salir de paseo.
 

Antes de regresar de nuevo a La Grita, viví en Caracas con dos familiares más, primero con mi abuela Carmela y luego con mi prima Socorro.

Llegue a La Grita y quede bajo custodia de mi abuela Carmela. De las muletas y su adaptación no fue fácil, me caí en dos oportunidades, lastimándome la cabeza.

Después llego mi padre por mí, para trasladarme a Caracas, viviendo en el sector de Mariches,  me sorprendió el terremoto de Caracas en 1967, a pesar de estar solo, salí ileso. Luego ingrese de nuevo a la hospitalización. Era como una casa-hogar y clínica, de monjes franciscanos, bajo la coordinación del hospital San Juan de Dios. La primera noche no pude dormir, volvía estar solo. Allí pase, casi dos años, la mayoría del tiempo acostado. En una de las operaciones, me colocaron mal el yeso y mi pie se puso morado, casi lo pierdo.  Pude observar durante mi convalecencia muchos recluidos y abandonados por sus familias. Lo bonito fue que conocí a muchos artistas, como José Luis Rodríguez, Henry Stephen, Caridad Canelón y Mirla Castellanos. Pero mi sueño  estrella fue cuando cante con IVO, el cantante de los Supersónicos, que momentos.   

Al llegar a los 11 años me pregunte: ¿POR QUE A MI? Aun con las operaciones y las terapias los dolores eran intensos, los pies, las rodillas y cuerpo de la cintura para abajo. Finalmente me elaboraron unos aparatos para ambas piernas y pude caminar sin muletas, fue muy difícil, con la silla de ruedas me sentía mejor y más seguro. Tuve momentos tristes y alegres. Uno de los más tristes, fue que paso un mes y no recibía visitas,  hasta que un domingo como hoy, logre divisar a mi papá. Recibí la alta de la clínica, pero no quería salir de allí, me trataron muy bien y no sabía a donde llegaría. Para entonces corría el año de 1969, yo ya era un adolescente. Martin.


GRACIAS MARTIN, por contarnos y compartir tu historia. Yelitza Salas 


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Dear dear friends, in a few days, I will celebrate my second anniversary and to make it special, I have two confirmed guests, who I hope will be a real surprise for you in rich content. The subject of this blog is finance with common sense or rather at the service of society and not for its destruction, creating learning readings, content that must be considered for decision making and above all personal improvement, which in summary It is the basis of the main of the collective.

Today let's talk about polio, Venezuelan specialists grouped in the Infectology societies; Childcare and Pediatrics, and Public Health, expressed their concern about a drop in the coverage of vaccines against polio and other diseases in the country that, in "most" cases, are below 80%, a situation that It was further complicated by the pandemic. Specialists cite data provided by the Pan American Health Organization (PAHO) and the United Nations Children's Fund (Unicef).

Poliomyelitis is a highly contagious disease caused by a virus that invades the nervous system and can cause total paralysis within hours. According to PAHO/WHO, polio mainly affects children under 5

years of age. One in 200 infections produces irreversible paralysis.

This is the story of my second uncle or second cousin, this is Martin.

It was the decade of the 50s under the baton or the command of a dictatorial control in Venezuela. A military regime represented at that time by Lieutenant Colonel Marcos Pérez Jiménez, who would take the reins of the country until his overthrow on January 23, 1958. Venezuela in recent years was very convulsed. Through my story you will meet some characters who are my origin.

I do not aspire for this to become a literary work, I just want to reach the center of your heart so that you understand that everything is possible for someone who does not give up.

 

I came into the world on November 5, 1956, in the state of Anzoátegui.

Son of Noé del Rosario Moncada and Ana Julia Romero, both from La Grita Estado Táchira. The oil industry was in full development and my parents took the opportunity to work in Tigre, along with several relatives. I was born healthy and when I returned to La Grita, my ordeal began.

One morning I wet the bed and my mother took me out of the crib and plunged me into a punchbowl of cold water up to my waist. Her legs were loose, without strength, crying and with a fever of 40 degrees. They called the doctor and diagnosed me with poliomyelitis, affecting both of my legs, but the left one much more. Although the vaccine already existed in Venezuela, I was not vaccinated.

I arrived at the children's orthopedic in Caracas and they hospitalized me. My mom left, I was left alone with my dad and his family. Lots of exams and therapies were my day to day. When I was discharged, my father's brother Mateo received me in his home. A nice house in San Bernardino and a family that welcomed me like another son made me forget my illness a little. I couldn't walk, I crawled and my knees hurt a lot. I had crutches, just to go for walks.

Before returning to La Grita, I lived in Caracas with two more relatives, first with my grandmother Carmela and then with my cousin Socorro.

I arrived at La Grita and was left in the custody of my grandmother Carmela. The crutches and their adaptation was not easy, I fell twice, hurting my head.

Later my father came for me, to move to Caracas, living in the Mariches sector, I was surprised by the earthquake in Caracas in 1967, despite being alone, I came out unscathed. Then enter hospitalization again. It was like a house-home and clinic, of Franciscan monks, under the tutelage of Saint John of God. The first night I couldn't sleep, I was alone again. I spent almost two years there, most of the time lying down. I was operated on and the cast was placed wrong, my foot was purple. Many confined and abandoned by their families. The beautiful thing was that I met many artists, such as José Luis Rodríguez, Henry Stephen, Caridad Canelón and Mirla Castellanos. But my star moment was when I sang with IVO, the singer of the Jetsons, what a moment.

When I was 11 years old I asked myself: WHY ME? With the operations and therapies the pain was intense, the feet, the knees and the body from the waist down. Finally they made me braces for both legs and I was able to walk without crutches, it was very difficult, with the wheelchair I felt better and safer.

I had sad and happy moments. One of the saddest was that a month passed and I did not receive visitors, until a Sunday like today, I managed to see my dad. I was discharged from the clinic, but I did not want to leave there, they treated me very well and I did not know where I would end up.

By then it was the year 1969, I was already a teenager. The family is a fundamental pillar in the development of society, as the Panamanian poet Rubén says, FAMILY IS FAMILY AND LOVE IS LOVE. Happy Sunday.

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