Feliz domingo, feliz Abril y
muchísimas bendiciones para este segundo trimestre que comenzó. Después de un descanso mental, el cual es muy importante, quiero publicar el valor del mes,
hablemos de la prudencia, un hábito que perfecciona los poderes del alma y
dispone al individuo a hacer el bien. La prudencia es una virtud cardinal que
se manifiesta en un pensamiento o juicio maduro, no improvisado ni precipitado;
con la finalidad de evitar un mal o conseguir un bien, para el cual el hombre
pone todo su empeño.
Ofenderse por todo es la
norma de los últimos tiempos. De hecho, está de moda. Chistes, escenas y todo
tipo de violencia verbal. Día a día lo vemos en los medios de comunicación y
las redes sociales, nos hacen dudar, a la hora de definir dónde están los
límites de la ofensa y de la libertad de expresión. Sin embargo, la violencia
tiene su origen en lo más profundo del corazón del ser humano, una persona que
utiliza la violencia, deja de ser el rey, ya que la racionalidad y la
conciencia son las cosas que nos diferencian del resto de la creación.
Si, tienes tendencia:
-
Actuar por impulsos de momento, aunque luego
te arrepientas.
-
Enojarte, alterarte, ofenderte muy fácilmente.
-
No controlar tus emociones.
-
Cambiar fácilmente de la risa al llanto.
-
A discutir constantemente por puntos de vista diferentes al
suyo.
-
Actuar de manera violenta o justificar la
misma en otros.
-
Actuar impulsivamente o ser intolerante.
-
Ser la victima de todas las circunstancias.
Necesitas conocer el valor de la prudencia.....
El término prudencia
proviene del latín prudentia, que es una cualidad que consiste en actuar o
hablar con cuidado, de forma justa y adecuada, con cautela, con moderación, con
previsión y reflexión, con sensatez y con precaución para evitar posibles
daños, dificultades, males e inconvenientes, y respetar la vida, los
sentimientos y las libertades de los demás.
En el catolicismo, la
prudencia es una de las cuatro virtudes cardinales, junto con la justicia, la
templanza y la fortaleza, que consiste en discernir y distinguir lo que está
bien de lo que está mal en cada circunstancia y actuar en consecuencia,
siguiendo el bien o huyendo del mal.
En economía, existe “el
principio de prudencia”, que es una ley que regula la forma en la que se deben
contabilizar los beneficios y los gastos de una empresa, donde se puede crear
unos fondos de reservas para atravesar con las situaciones económicas
inestables y evitar catástrofes.
Para cultivar la prudencia….
Inteligencia emocional.
Analiza las consecuencias, responsabilízate de ellas, valora diferentes
opciones. No decidas lo primero que se te viene a la cabeza.
Universales valores. Para
ser verdaderamente prudente, tenemos que tener nuestros valores muy bien
establecidos.
Evita en la medida que
puedas hacer críticas e inmiscuirte en la vida ajena.
Evita hablar de manera dicotómica.
Evita juzgar, no tienes las
herramientas para eso; déjale ese papel a los jueces.
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