Cada vez que apoyo a un venezolano, rindo tributo a mi país.
Perrita
callejera
¡Ey!
Tú
no
eres un pavo real
asume
la vida de lechuza
te
toca el vuelo nocturno
a
solas
nada
los hará regresar
el
llano no son las pampas
y
mucho menos el caribe es el mediterráneo.
Asume
tu peo
te
consumes en este país sin luces que resistan
te
incendias y te aburres al mismo tiempo
por
eso sigues el juego tonto de estos hombres periqueros
acosándote
a medianoche en el bar de Dany
¿corres
con los lobos? No. Tú caminas sobre las vísceras.
¡Ey!
Tú
nace
un poeta todos los días
y a
quién le importa
¡ah,
sí! Al imbécil este que le caes mal
puede
ser relevante su confesión. No.
Quizás
sólo le pica ese culo, eso es todo
porque
al final nadie te espera esta noche
nadie
ya te cuida
es
el exilio
asume
pendeja
que
te quedaste sola
y no
te gusta
porque
te encanta tirar
y
pedir permiso para dormir en el pecho tibio de quien amaste hasta los huesos.
¡Ey!
Tú
anímate
sigue
rompiendo las ventanas
grita
las verdades
nadie
está aquí para llenarte la copa con su semen
sigue
borracha
camina
borracha a casa
sola
sola sola
perrita
callejera.
HCM
Cuando
pasas horas en un hospital
y
ves la sangre como alfombra en el piso
a la
chica de al lado con su cáncer hospedado en el corazón. Sola. Sola. Sola. A
Juan
y su
capacidad de dormirse de pie. Al hombre de la habitación 7B13 observándote fijo
como
velando su pena. Cuando solo en un atisbo notas la falta de rucuronio, formol,
compresas,
guantes, propofol, adhesivo, alcohol. Y te quedas viendo cómo las chiripas
salen
del baño para su baile debajo de la cama. Respiras. Respiras hondo. Cierras los
ojos.
Y agradeces a la memoria por llevarte a los brazos de quien amaste una y mil
noches
como estas en un cuarto a oscuras junto al tablero de scrabble. Junto a lo
eterno
de la madrugada. Que se hace sonrisa hoy en estas líneas. En este cuerpo. A
la
espera del manto invisible para guarecerme
y
mirarte
y
tocarte
y
olerte
y
lamerte
y
nombrarte
porque
“estoy segura de que habrá de amanecer”.
Calma.
Que no panda el cúnico
Salgo
muy temprano a dar clases
ya
no quiero hacerlo
porque
si caminas a las cinco y cuarenta y cinco de la mañana
por
la calle Vargas de Maracay
es
muy probable que lleguen unos motorizados
a
quitarte las notas del lapso, el cepillo, las llaves de tu casa, el pasaje.
Ahorita
duele mucho esto del pasaje, pues no hay efectivo en el país, captas.
Entonces
ya ni quieres que amanezca
pero
amanece y te das cuenta lo jodido de todo.
Pero,
si tú llamas
me
calmo
y
podría seguir un día más. Un día más.
Venezuela
Ya
no me queda verbo para los piecitos del Amazonas
para
el Jhonny que pide pan y cien bolívares
para
la coca, los papelitos y el crack
para
la señora del terminal a las 6:30 am y sus ojos aguarapados.
Muda.
Ante la escasez. La ausencia.
Miro.
El sí y el no. El humo del café a 2.000 bolívares.
Observo
el pegoste de la cola con 611 mujeres y 44 hombres
no
cuentan los niños, pierdo la cuenta 1 2 3.
Tampoco
me queda verbo para el azúcar la harina el pan el papel toilet
el
arroz la pasta los huevos el popurrí la leche el papelón los trogloditas.
Pausa.
No hay catéteres, nuevamente. No hay inmunidad. La libertad
anda
escapándose y trepa apamates, robles, samanes.
Ya
no me queda verbo para mis niños con drepanocitosis
para
la infraestructura de este hospital
que
llora por las paredes y gotea desde el piso hasta el techo
hasta
la grieta hasta la noche hasta los huesos.
Viernes
11 de octubre de 2019
Astrid Salazar
Escritora
y docente venezolana (Maracay, Aragua, 1984). Es profesora de castellano y
literatura y magister en orientación sexológica. Terapeuta de parejas.
Correctora profesional de estilo. Fundadora y directora encargada de la
editorial Dirtsa Cartonera (Maracay). Autora de los poemarios Azules de mi
infancia (La Liebre Libre, 2004), El octavo pecado (Fundación Editorial El
perro y la rana, 2007), Urbano (Fondo Editorial Sacumg, 2008), Plaquette
Astrid-Gloria (Editorial La Espada Rota, 2008) y Paraíso de los insomnes
(Ediciones Dirtsa Cartonera, 2014). Cursó estudios de actuación, mención
dramaturgia. Ganadora en 2001 del Concurso de Poesía Interliceísta “Rafael
Bolívar Coronado” y del Primer Premio en el XI Concurso Literario “Nélida
Cisnero”, convocado por la Unidad Educativa Instituto Los Próceres (Maracay).
Obtuvo mención honorífica en el Concurso de Literatura Augusto Padrón 2006. En
2008 participó en el XV Encuentro de Mujeres Poetas de Cereté, Colombia. Ha
participado en diversos talleres literarios y ha presentado ponencias nacional
e internacionalmente.
A
papá por segunda vez le cae una dictadura
cuando
no es la derecha entonces es la izquierda
por
eso se volvió ambidiestro y cada mano tiene las mismas llagas
de
cemento.
Él
nunca para, nunca duerme
Él
vive entre la tierra y el inframundo.
De
haber sabido reunía en dólares, desde niña
Me
hubiese ahorrado el suplicio
El
trago amargo de toda la austera adolescencia
Hubiese
bebido más vino
Y
menos anís cartujo del barato, del corrosivo.
Si
hubiese sabido antes que nos botarían
Como
ratas hambrientas
Entonces,
hubiese sido precavida
Hubiese
sido arquitecta, doctora o cocinera.
En
verano hubo banquetes y vino gratis en los recitales
—Comí
helados, dulces y bizcochos—
con
la alegría de una niña en un cumpleaños
yo
que había llegado tan flaca como una lágrima
yo
que había olvidado que el mundo estaba en otra parte.
Papá,
volveremos a ser los favoritos como cuando tenía seis
estoy
en el país celeste donde tú naciste
estoy
en el país del que te fuiste
abrazo
a este sol y me agrando
mañana
moriría feliz
gracias
por este sol, señor. Gracias.
Me
unto de asombro y de recuerdos
Ni
pensar que abracé a todos por última vez
Que
dejé a mi perro con una nueva familia
Que
en una semana despedí a diez amigos, y a los días me despedía de mí
Nada
volverá a ser como antes, yo me reinvento la vida
Yo
me repito los mantras.
Aunque
me vean temblando
Yo
no me quejo
Sé
que elegir es renunciar.
Miércoles
2 de octubre de 2019
Julieta Arella
Escritora
venezolana (Caracas, 1990). Reside en Montevideo, donde estudia periodismo. Es
licenciada en Letras mención Historia del Arte por la Universidad de los Andes
(ULA). Obtuvo en dos ocasiones la primera mención del Concurso de Creación
Literaria de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la ULA (Daes) con los
cuentos “El Pegaso de Laura” (2014) y “Mondadientes” (2015). Autora del
poemario Galateica (La Poeteca, 2018). Algunos de sus poemas, cuentos y ensayos
han sido publicados en páginas y revistas digitales. Textos suyos han sido
publicados en las antologías IX Festival Mundial de Poesía (Ediciones Fundecem,
2012) y Amanecimos sobre la palabra: antología de poesía joven y reciente
venezolana (Team Poetero, 2016), así como en la antología de la revista
bilingüe Alba Londres (2018) en edición especial dedicada al Caribe hispano.
Eucaristía del poema
Desempolvar
las letras
fumar
un poco
morder
la lengua
(no
vaya a confundirse y termine
mordiendo
la suya por equivocación)
diferenciar
con satánica tranquilidad
el
humo del cigarrillo y el de las palabras
humedecer
un poco los significados
y
someterse a la eterna ficción de los signos.
Al
final
tratando
de no manchar el verso
intentar
escribir sobre
el
olvido
u
olvidar
a
trocitos de papel
el
terrible peso
de
la escritura.
Confesión en IX
No
desmientas los arañazos de la sangre
sobre
la fisura profunda de la casa
borra
apenas las manchas
permite
nacer los nuevos ríos oscuros en la pared de tu palma
sacrifica
tu aliento
y
muerde mi cuerpo en un ensayo de eternidad breve
No
mosquees tus uñas
retrocede
el grito de orfandad
vacíame
de costras y llagas
abre
tus párpados de inocencia negra y acepta la voluntad de mi petición mórbida
de
mi intransigencia precoz
No
enjuagues la mordida que hay en tu carne de marfil pulido:
siempre hemos buscado rasgar el tiempo con los dientes
desde entonces
nada
ha sido tan frenético
como
lamer el terrible calor de tu letra.
A
una nené en el metro
I
Coge
pausa
déjame
ver también eso que tu mirada alcanza
entender
cómo te cabe en los ojos un mundo sin nombres
silla
pura……madre……y hambre
manita
tuya que se continúa sombra
ruptura
del tiempo sobre campos tardíos de candidez
calla
tu temprano juicio sobre el tiempo y un sonido severo en tu mirada
que
con esos ojos tuyos tan enormes
se
te escapa todo filtro en la sonrisa……sólo un chupón cada tres tantos
el
abrir de puertas en dos actos y el olor a cebada y el buche claro
tu
secreto sigue guardado en el qué dirá
tu
boca sigue escondiendo
las
mortajas de mi siglo y de mi furia
aún
masticas el discurso que se teje en ti
palabras
húmedas
llenas
de baba y pastina
de
saliva que se todaviíza virgen
pisadas
por tu lengua que se vuelve ola y que se sabe mar
no
comprendes que las encías pican con la osadía exacta de letras rojas en los
patios
que
de articulación purita asoma deseo suyo en la ventana
y yo
que te juego al pisicorre por tu sindientes
y tú
que con burbuja me ríes de garganta y sueño
tejidos
del casi verbo de tus mangas y que arremangas tus voces en la nocturna
o
los hilos del reposo en la letra alada.
II
Ten paciencia
yo
hace poco menos de veinte años
vacié
mis tarros de palabras petrificadas
y de
comunión profunda les di vuelo
sangre
en
rostro mío de asombros en pormenores cotidianos
Pero
tú
cuya
lengua no ha saboreado carnes
cuya
lengua no ha besado otra
cuya
lengua no ha catado el verbo
cuya
lengua no conoce la pérdida
cuya
lengua no sabe de ausencias
—que
aún se aferra al seno de mamá y no ha mordido su falta—
cuya
lengua no ha probado la muerte
no
sabe a muerte
cuya
lengua no se sabe lengua
mantienes
todavía tu inocencia fresca
No
como yo
que
cada domingo
religiosamente por las tardes
me
dedico a expiar la soledad
Tu valle más oscuro
Voy
a contar cada una de tus manchas hasta el cansancio
voy
a estirar lentamente tu rostro con mis dedos, como la mueca de un lobo que se
empieza a anochecer
voy
a dilatar suavemente las piernas de tu sombra
porque
tu cuerpo es muy corto
y ya
no le cabe otro cráter
Voy
a besar el musgo de tu lengua encanecida,
que
se siente ajena a la blancura de tu piel
que
ya no es más piel
porque
tu cuerpo es muy corto
y tu
sombra se prolonga como el árbol que nos devuelve a la niebla traviesa.
Tú y
yo, que somos el mismo cuerpo que se esparce o se doblega según la lumbre de la
estrella a la legumbre de la araña,
tú y
yo, que somos ese perro famélico y hambriento
tú y
yo, mirada de gorgona
el
gesto del hombre y del toro
piel
vencida de nemea
te
enseñaré a vivir el día que se falsifica sobre la cabeza de esa hormiga enemiga
y
sobre las rendijas donde camina el rezo del ciempiés.
Viernes 6 de diciembre de 2019
Félix García
Escritor venezolano (Caracas, 1996). Es tesista de la Escuela de Letras de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab). Ha cursado talleres y seminarios de poesía con los poetas Armando Rojas Guardia, Santos López y Rafael Castillo Zapata. Fue finalista del Concurso de Poesía Joven Rafael Cadenas en las ediciones 2016 y 2018. Trabaja en la galería Carmen Araujo Arte en el área de investigación de fotografía.
FUENTE: https://letralia.com/poesiajovenvenezuela/
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